Te digo adios

Te digo adios y acaso te quiero todavia
Quizas no he de olvidarte..Pero te digo adios
No se si me quisiste.No se si te queria
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste y apasionado y loco
Me lo sembre en el alma para quererte a ti.
No se si te ame mucho…No se si te ame poco.
Pero si se que nunca volvere a amar asi.

Susurrame

Susurrame……….casi sin hablar….murmurame…
con tu ternura salvaje,
para que pueda oir tu corazon
cabalgar dentro de tu pecho….
y sentir tu piel,erizar mi piel
tu olor alterar mis sentidos
y tu mirada perturbar mi alma
Susurrame un segundo de pasion…
y yo me callare para sentir….tu vida

Mi texto número 69… jejeje

Todo comenzó un viernes de tantos que salía de fiesta con un par de amigos y un par de amigas. Salimos por la misma zona de cada fin de semana. Tras los primeros dos o tres cubatas, sobre las 2 fuimos a un local al que vamos cada viernes y sábado. Entre bailoteos, risas y miradas alrededor, una de mis amigas me insinuó en cachondeo que necesitaba urgentemente un hombre. La verdad es que con ésta amiga las conversaciones siempre habían sido algo subidas de tono, pero nunca había pasado de ahí, por lo que no le dí mayor importancia y nos pusimos juntos a buscar con la mirada un hombre que pudiera satisfacerla. Era un juego divertido que nos permitía a los dos liberar cierta tensión acumulada. Sigue Leyendo...

Amistad de voremio

A ti te envío, inefable amigo,
palabras sinceras de acento verdadero,
palabras que en cualquier sendero
te srivan de rocoso abrigo.

Te siento en este caminar contigo
punto de apoyo, un sentir sincero
de pacto silencioso, paz en el lindero
de la meseta amarilleada por el trigo.

A ti te siento en el latir del siglo
valioso defensor del despertar entero
en el pausado andar que yo persigo.

A ti te envío sin mayor sigilo
palabras que anidan de verdadero
corazón de hombre convertido en silo.

A tu libre vida de gaviota

Cuando mañana tu pelo sea cascada
y el canto de la calandria pierda su brío
y no halle el rosal abierto de tu piel…
me volveré frágil pasto de los vientos
y te esperaré, como el azul jilguero,
repicando trinos en la larga madrugada;
me ofreceré al alcance de tu angustia
y seré la mano amiga que te dé calor
en ese invierno en que estarás dormida.
Y a la luz de las pupilas encendidas
descubrirás que te he estado amando
toda esta tu libre vida de gaviota.