Hablamos de tantas cosas que al final no recogemos esas experiencias esenciales que conforman nuestro verdadero diálogo interior. Me gusta estar en silencio “mental”. Asumir que en la vida es necesario que los sentidos obtengan su descanso. No debemos depender tanto de las palabras; debemos ser parte de ese silencio que sosiega los sentidos.Tantas cosas, tantos dias…Hemos acortado nuestra percepción del tiempo. Hoy no pensamos como en siglo XIX, volamos porque el tiempo ha adquirido una dimensión de moneda de cambio, de productividad absoluta. Detenerse es un acto improductivo, pues sólo nos permite asentarnos en la consciencia del nosotros-mismos. No es bueno olvidarnos de nosotros mismos en beneficio de unos logros apresurados, donde nos olvidamos de amar, de sentir y sobre todo…acabamos inmersos en el doloroso momento en el que la vida nos pida razones para no permitirnos una existencia consecuente con nuestra naturaleza.