¡¡¡Un puntazo!!! He recibido vuestra revista de Enero. Emoción a raudales. No me había olvidado de nadie, sólo que, pues eso ya os dije que empezaba una etapa nueva y que tenia menos time y no andaba muy dotado de imaginación para escribir. Siento no haberos felicitado ni la salida ni la entrada de estas fiestas festivas. Ahora lo hago porque más vale tarde que no llegar a ninguna parte. ¿Promesa? Bueno pienso que escribir en Vorem da un punto.Año Nuevo Vida la misma. Os escribo.
Creo que se debería hacer algo contra Harry y su Cáliz de flamas o llamas o lo que sea. Vi la peli acompañado. El Harry ha crecido como una caña de bambú, y la historia sigue en la misma línea. ¿Dónde puede existir un mónster semejante?
Archivo por días: 11 enero, 2006
A mi dios dormido
Preguntas
Tu crees que estabamos hechos el uno para el otro?
tu crees que nuestra relacion sirvió de algo?
antes de nada: por que estuvimos juntos?
Por que ya no lo estamos?
¿Por que si nos queriamos tanto, a pesar de los baches, las dificultades y los tiempos no hemos vuelto?
¿no triunfo nuestro amor? ¿cual fue entonces el error?
Krónikas de Íkaro: la búsqueda
El sol resplandecía sobre su cabeza e iluminaba sus cabellos como si fuera un dios. Íkaro habitaba en un sueño que vivía dormído y soñaba despierto. Su silencio se acusaba más y más porque su deseo no le abandonaba nunca. Desde la ventana miraba el mar, contaba sus olas, se mecía en el viento cambiante de las horas. Todo lo demás era el decorado de su monotonía, la ausencia de estímulo, la necesidad de ser algomo más que un ser humano.
Un mundo en la acera
Estaba encendiendo su cigarrillo. El humo se apoderaba de los paseantes e incluso alguno giraba la cabeza prohibiendo la calada. Gente de ley, de esa que come el turrón televisivo y duerme en almohadas de anuncio a dos por una. La acera es un mundo donde él soñaba que era una farola. le daba igual estar apagado durante el día, y que los perros mearan sus raíces postizas. Ser farola y fumar eran sus dos únicos sueños. La acera le daba seguridad. La gente le obligaba a estarse quieto, como esos actores que juegan a ser estatuas vestidos de cristal o de mármol e incluso de acero. Ser farola le daba un toque. Curiosamente quería ser farola y no farol, quizá por lo sugerente de las formas, frente a una obligada rigidez. Cuando acabó de fumar cerró los ojos y miró hacia la luna. Ella sí estaba allí. Le comprendía porque, siendo farola, estaría con él todas las noches.