Llega el Día de la Paz. Llega la reflexión sincera hacia una necesidad perentoria y urgente de todos los seres humanos. El mundo, como siempre, se debate en medio de la ira, la violencia, el odio… y por eso es urgente y perentorio cambiar. Si lo más hermoso del ser humano es la libertad, lo más hermoso de lo más hermoso de los seres humanos es vivir esa libertad en el contexto general de la paz. Vivir y dejar vivir. Bella frase que debemos aspirar a que sea una realidad efectiva. Pero para vivir y dejar vivir es necesario que la paz inunde el pensamiento. Es indispensable, para ello, que la paz penetre en el corazón de todos los humanos a través del amor. No un amor pequeño, no un amor circunstancial, no un amor restringido sólo a momentos concretos de nuestra actividad cotridiana; sino un amor grande, expansivo y expresivo, que concierna a todo lo que es vida humana planetaria.
Archivo por días: 29 enero, 2006
Sobre el Amor
El valor de cada palabra puee asignarse a un gesto. La ley que regula los actos genera respuestas. El Amor no puede ser citado como palabra que resuma la esencialidad de una doctrina, pues el Amor forma parte de la realidad del cuerpo, de su descubrimiento en otros cuerpos y de la práctica constante, como forma de existencia. La encíclica vaticanista retoma el idearium de los padres del desierto. Se remonta al gran creador del edificio deun cristianismo soportado sobre cimientos de la cultura romana, San Pablo.
Los escritos de los primeros padres del cristianismo están llenos de una folosofía heredada de la cultura griega y del sentimiento romano de la “eficacia”. Se unen las propuestas idelógicas basadas en el Platonismo y en el esfuerzo obligado por “la doma del eros”.