Apocalíptico final de los tiempos

Observando al cielo ví que caía en pedazos
y cada pedazo que tocaba la tierra
la hacía estremecer en un estruendo
que no daba lugar a ningún otro ruido sobre su faz.

Ya no quedaba nada de lo que era antes.
Era un infierno repentino.
Y cuanto más se derrumbaba el cielo,
más infierno era la tierra.

¿alguna vez………?

No quiero saber que siento
Nada quiero saber
Ni sobre tus sentimientos
Ni que es lo que haces o pudieras hacer .

Tan solo quiero saber
Sobre la verdad de tus adentros .
La más sincera razón
Desde la existencia y pureza de tu alma
Y la presencia de tu ser
¿ Si alguna vez me amaste?.

Por mi

Como te podré mirar
Si los muros y puentes que nos separaban
Se han roto y derrumbado.

¿Donde nos podremos encontrar?
¿En que lugar nos podremos mirar y cruzar?
Sin que sienta este razonado y doloroso dolor hacia tu rechazo.

Ni un apice de ti

Quiero extirparme de mí
Deshacerme, olvidarme de esta rabia que siento
Que no quede ni un ápice, ni un recuerdo de ti.

Quiero ser libre
Que el silencio de mis palabras encuentren su libertad

Me gustaría volverte a mirar
Y que mi dolor y mi rabia fueran inexistentes para mí .

Volver a comenzar
De nuevo ser libre y olvidar.

Con nosotros mismos

Ciudad Siempre, 10 de junio de 2006.

La sonrisa nubla a la tristeza cuando hablamos de recuerdos. No importa tanto la edad ni el sexo, sino saber que nuestro rostro se hace expresivo e incapaz de disimulos cuando nos enfrentamos a escribir en nuestro diario con la nostalgia del día colgando latentemente en nuestras cotidianas historias. Hay siempre un prometedor mañana que llevamos dentro de este cuaderno que llamamos diario y que es siempre nuestro mejor libro de cabecera a la hora del anochecer, porque narra nuestros crecimientos y nuestros desmorones a la hora de transcribir a las palabras todos nuestros sentimientos mezclados. Hay mucha alegría y mucho dolor en un diario. Hay mucha ternura y mucha rabia en un diario. Hay mucha vida en un diario… Sigue Leyendo...