Conviertete en aquel personaje de tus cuentos y dinos en cual hermoso lugar empezó.
Se el heroe de tus aventuras porque hoy eres tu quien cuenta la historia de un sueño robado al desafío en dónde las berreras son solo cosa de cobardes, de hombres vencidos por el dragón o de aquellos quienes despertaron para subir al cielo.
Cree al niño, pues el conoce el sendero hacia tu hogar, dónde lo imposible ya es real y duerme así entre hermosura innata.
Podría dar cien vueltas al lenguaje,
hacer girar las letras boca arriba.
Podría asesinar a aquel que diga
que estos versos no esconden tu mensaje.
Daría igual que entraran en disputa
mi corazón, mis ojos y mis manos.
Sabrían ellos que serían vanos,
que no lleva a ningún sitio esa ruta.
A medida que crecemos en edad vamos siendo sospechosos de todo y la verdad es que nadie entiende de qué somos sospechosos. Extraña paradoja pero real como la vida misma. Y entonces escribimos para aprender que la vida es una ocupación y cuando ella se dedica a no querer… de nada nos vale la experiencia para cambiar su antojo. Ponerse a escribir es por tanto algo que no nos sirve de mucho. Lo importante no es ponerse a escribir premeditadamente buscando un interés, sino simplemente escribir cuando entra el deseo de hacerlo. No para explicar esos momentos en que la vida se vuelve caprichosamente inconforme con nuestros anhelos sino escribir para sentirnos vivos. Sigue Leyendo...
Un no poder estar sin tí
monta guardia día y noche,
crece vertiginosamente
por encima de todos mis conflictos
(ambivalencias brutales que me acongojan)
Un no poder estar sin tí
revienta en mil pedazos mi estructura,
crece ineludiblemente
más allá de todas mis verdades
(que queman y que marcan sin ser vistas).
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