Ojos llorosos, Alma desgarrada

Bajo la luz de la luna ,
Sobre el reflejo del cristal ,
Te veo .

Tu liso cabello castaño,
Tu dulce , tierna , joven y angelical aunque picarona cara
En mi mente y alma se encuentra clavada .

Al amanecer paso por tu cuarto , miro tu cama,
Y mientras mi alma se desgarra
Por mi rostro resbalan amargas y espinosas lagrimas .

La ausencia de tu presencia
Me hiere, mata y entristecida tiene a mi alma .

El Cóndor (VI): Anaí.

-¡¡Anaí!!
-¿Cómo supiste mi nombre?.
-Porque te soñé una noche de junio, cuando yo apenas tenía siete años de edad, y desde entonces nunca jamás dejé de saber quién eras…

Efectivamente, yo nací un 24 de junio.

-Y también sé que eres Coya.

Confirmado, yo soy la última Coya de los Incas.

-Tú eres y has sido siempre la Princesa Anaí…