¡¡¡Eureka!!!

Al fin lo he encontrado. No creo equivocarme si digo que, después de años de investigación en Internet (no exhaustiva, claro, pero sí frecuente a rachas) he dado con el personaje al que perteneció un antiguo diccionario (Webster) que tengo desde mi adolescencia, edición de 1941, que yo obtuve casi veinte años después. Fue el primer diccionario serio que adquirí, aunque lógicamente no lo pagué yo, en una librería de viejo. Me llamaba mucho la atención, desde siempre, ver que aparece en las tres primeras páginas, a modo de ex libris, el nombre del primitivo propietario, con letra bastante historiada y a tampón. Incluso dos de las páginas tienen una dedicatoria a una señora que por el nombre me parece de algún país nórdico. Sigue Leyendo...