EL CAMINO DE LA ESPERANZA

Acompañada por el dolor
Recorro un duro sendero.
A ratos me siento sola,
me flaquea el aliento.
Mi cuerpo se resquebraja.
Mis alas se rompieron.
Mis sueños se interrumpieron.

Ya no puedo volar.
Tendré que caminar
aunque vaya más despacio.
Con mucho esfuerzo y tesón
Aprendí de nuevo a soñar.
Se que al final del camino
De nuevo amanecerá.

J.DIANA

Soy Nadie.

Soy Nadie en tierra de otros.
Me miran y me escondo
como cervatillo asustado,
con mis ojos llenos de miedo
por lo que está pasando
a mi alrededor desconocido.
Soy Nadie fuera de mi patria,
sin manos que me acaricien,
sin palabras que me animen.

CAMINOS POR ANDAR

No se puede vivir con miedo. Cómo cuando se tiene ese miedo a pensar que puedes caer y al final te caes, o cuando tienes ese miedo a no ganar sin haber arriesgado y ese mismo miedo de tenerlo todo y perderlo algún día. La vida, es mucho más que una película de terror. Cada día que vivimos, son escenas que nosotros mismos vamos creando. Le damos ese toque de suspense cuando se nos presenta algo inesperado que tenemos que descubrir, sin saber que es lo que nos espera detrás. Es también, la tragicomedia cuando se llora si las cosas que queríamos terminan por torcerse y nos invade de tristeza, pero es la alegría y la sonrisa cuando los sueños e ilusiones vuelven a llamar a nuestra puerta. Las escenas son cada camino que a lo largo de este tiempo hemos ido pisando. A veces unos cuestan más que otros recorrerlos, y no por eso, dejamos de andar. El miedo quizás, termine perdiéndose en uno de ellos. Sigue Leyendo...

Palabras dormidas del alma.

El pasado se ensombrece en vagas y lentas palabras,
que breves son en la memoria caduca de este hoy que será
el mañana.

Y sus voces se acallan en una guerra por seguir
viviendo en la prosperidad de los recuerdos, mas solo
las fuertes sobrevivirán al después, hasta que cuerpo y
mente pierdan su fuerza en el suspiro.

Todo esta bien

La noche oscura, más negra que de costumbre y más fría también. Pasó él comprando pan para llevar a su casa y acompañar con su taza de café caliente. La panadería casi cerraba, mas permitieron darle a él, la venta del cierre del día. Al salir, la femenina llovizna se esparcía sigilosa y delicada sobre los tejares de las casas, sobre la calle brillosa, y sobre los mal luminosos postes de luz. Él no traía su sombrilla consigo. Todo estaba bien. La noche, estaba fría, el viento inquieto esparcía las ínfimas goticas de lluvia por el ambiente sintiéndose casi imperceptibles. El hombre cubrió bien el pan, su pan, que asombrosamente aún estaba caliente y salió a la calle. Era solo aire frío, era solo aire de agua, era solo una noche oscura. Todo estaba bien. Sus últimas monedas las había cambiado por su pan caliente mas eso era lo mejor de su noche… todo estaba bien. Sigue Leyendo...