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Gotas sobre mi ventana
Caen como lágrimas
Que hacen carreras por una cara
Llega el otoño
Y con él las hojas secas y el frío
Otoño en el corazón
La verdad es que últimamente sólo escribo cosas tristes pero es que es como me siento pero sé que pasará y saldré de este estado como otras veces lo he hecho.Gracias a todos por los consejos que me dais y que intento poner en práctica.Yo no soy pesimista nunca lo he sido pero a veces el camino se vuelve cuesta arriba una y otra vez y las piernas están fatigadas . Pero volveré a caminar y a escribir cosas bonitas,que también las hay,y que aunque ahora no las vea sé que están ahí,gracias por recordarmelo y por estar ahí aunque no os conozca os siento como algo mío así que tampoco os preocupeis demasiado que como se dice en mi tierra: “En peores plazas hemos toreao” Un abrazo sincero para todos y gracias por leer mis textos y por vuestros sabios comentarios.La nueva Gema está en camino y espero animaros con textos más alegres muy pronto.
Cede el timón del barco que navega
y rompe la ola contra su frágil memoria.
Nacen otoños inesperados, ausencias leves,
caricias inventadas y sueños de espuma.
Brumas que el deseo jamás acepta.
Ríos de soledad que agotan su cauce,
que son espejos de la jungla,
del paisaje del alma y de otros cuerpos…
Sola rodeada de gente, a nadie le puedo confesar que esta casa está en ruinas y que tal vez nunca estuvo bien construida, pero la apariencia es un lastre tan pesado … En estos ratitos y aquí como en un secreto a voces me declaro débil, no soy fuerte, nunca lo he sido pero la gente nunca lo entendería, porque durante muchos años callé y fingí y si hablo ahora sólo serviría para crear dolor, a si que para qué llorar con gente si siempre lo he hecho sola, para qué un hombro donde apoyarme si ese hombro también tiene sus problemas. Solos nacemos y solos morimos pero también vivimos solos aunque estemos rodeados. Cada cual lleva su cruz como puede y como le dejan pero ¡por Dios que necesito un Cireneo! aunque sé que si apareciera ese buen hombre el orgullo o la desconfianza no me permitirían dejarme ayudar. Así que aguanta y despierta aunque sea a golpe de latigazos hasta llegar al Calvario y te crucifiquen por fin, allí ya no tendrás que cargar con nada, allí podré descansar y decir: “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”