Y después de tanto tiempo,
por fin abriste tu ventana.
Y un soplo de aire fresco
revolvió mis cabellos.
Tu armoniosa voz
se tornó melodía para mis oídos,
la emoción invadió mi cuerpo,
que trémulo perdía el sentido.
Saboreé el momento.
Me llené de alegría.
Mas que poco duró.
Solo un minuto,
un momento,
un instante.
Todavía resuena en el ambiente
El eco de tu saludo mañanero.
Inviernos tapizan el cielo
congelando tristes gotas de lluvia.
Mi espíritu espera tu llegada,
No escucho tu voz en la oscuridad.
¿Qué te acontece mi ángel oscuro?
¿Qué te hace estar tan triste?
¿Acaso te olvidaste de mí?
Solo me quedan tus silencios
Wersemei tu nombre me evoca poesía
cada vez que te nombro me traslado
a un idílico paraje de ensueño
donde los pajaros duermen al arrullo
de los vientos bajo la frondosa
copa del árbol de tus letras.
Hace tiempo que añoro tus bellos versos
henchidos de alegria y de inocencia
el delicado aroma de la colonia infantil
y el olor a hierbabuena que todo lo empapa
siento tu silencio como daga en mi pecho
y mi corazón siente el murmullo de los arroyos
que bajan plenos de aguas cristalinas
donde animalillos del bosque calman su sed.
Cae al suelo la paloma,
de la paz sangrante,
se la siente agonizante,
un bebé a la vida asoma.
Mueren las flores marchitas,
cortadas en manos de amantes,
mientras de sangre donantes,
rellenan las vacias rojas bolsitas.
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