Han puesto redes
O levantado muros
Ya somos reses.
Archivo por días: 28 abril, 2009
En lo violeta de tu sonrisa
Érase una oreja…
Érase una oreja cortada a un toro bravo que, casi igual que la oreja de Van Gogh, se paseaba por el redondel del coso taurino de Las Ventas de Madrid, de la mano de Paco Molina, el torero triunfador de la tarde.
El torero saludaba mientras salía a hombros por la puerta grande de Las Ventas…
Despacio… muy lenta y despacio… la noche iba cayendo sobre el recinto taurino. El eco de un mugido animal era recogido por un grupo de ángeles en el cielo.
Para mi pétalo
Bellezas en la ópera.
“Los impulsos estéticos de cada época son complejos y es una torpeza reducirlos a un estereotipo. En el arte y en el pensamiento del siglo XVIII convivían factores tan enfrentados como la exquisita frivolidad decorativa del rococó, la admiración “racionalista” por la serena elegancia de la Antigüedad grecolatina y también la importante atención al lado más obscuro de las pasiones que palpitaban en el tempestuoso Sturm und Drang” (Hasta aquí lo que escribe Antonio Díaz Bautista en su columna “Lunes de Música” del diario La Verdad.
En lo hondo de tu cuerpo estoy
Trípode (pensamiento)
Del árbol caído…
Es famosa la frase popular que dice: “Del árbol caído todos hacen leña”. Esto, que es ya cruel en sí mismo, traspasado a los seres humanos ya no es sólo un acto cruel sino también un acto inhumano a todas luces.
El filósofo y catedrático de metafísica Ángel Gabilondo, explica en su ensayo titulado “Alguien con quien hablar” que “efectivamente, puede ser que lo ocurrido no sea aceptable en absoluto, pero comprender es saber que el otro es algo más que ese hecho lamentable”.
Un corazón vacío pesa demasiado.
El escritor Jaime Fernández Garrido, de Ourense, narra en uno de sus libros una historia basada en un hecho totalmente verídico y real que, por la trascendencia que tuvo, se hizo noticia en el mundo entero. La historia real (aunque parezca ciencia ficción) es la siguiente:
“Era de noche. Una mujer permanecía de pie, sola en medio de un gran temporal de lluvia y frío, con su coche averiado en una de las carreteras del estado de Alabama, en los Estados Unidos. Completamente mojada, desesperada y casi enferma, esta mujer de raza negra hacía señales a los coches que pasaban para que pudieran socorrerla, pero parecía no importarle a nadie. Era al principio de los años 60. De repente, un joven blanco paró para ayudarla.