Del roce de unas manos
que a ciegas se encuentran
del calor de unos labios
que embriagados se besan
y al compás de su aliento
nacieron en la mañana,
tán frágiles, tán débiles…
que apenas sucedieron,
son deseos que -porque callas-
yo no entiendo.
Un beso, una caricia…
Archivo por días: 15 mayo, 2009
Se acabó mi canto
Ceni y Cienta (I)
Hace años, en el centro de un continente multinacional, había dos países colindantes entre sí. Uno era el Reino de Jululandia y el otro la República de Bululandia. En el Reino de Jululandia gobernaba el Monarca Barbazul. La República de Bululandia estaba gobernada por el presidente del único partido legalizado, el señor Granadov. A pesar de ser regímenes tan dispares, los intereses (económicos sobre todo) hacía que tuviesen buenas relaciones y, salvo algunas pequeñas escaramuzas de espionaje y otras cosas de poca monta (que se solucionaban diplomáticamente en pocos días) el tránsito entre ambos países era fácil. No eran amigos ni enemigos y se soportaban mutuamente bien. El resto del continente era un complejo de muchas Repúblicas Democráticas de pluralidad de partidos y habían acabado con las fronteras entre ellos creando una Unión Democrática de Países Libres.