Hoy es una Vida a tu lado.

Hoy es una Vida a tu lado. Una Vida venciendo a la Muerte y elevando su canto unido a tu corazón y al mío. Hoy es una Vida plena, llena de luces de fiesta. Es la fiesta de esta primavera que nos ha llegado y nos ha fundido en un solo Cuerpo de Amor. Sin fronteras. Sin falsas interpretaciones. Sin ideologías puritanas ni ideologías estresantes/estrechantes que encogen las ideas en sus círculo cerrados. Hoy es una Vida a tu lado y nuestra Fe se convierte en Palabra.

Y aquella niña

Y aquella niña.
Aquella adolescente.
Aquella mujer que tantas veces soñó con el sur
por fín lo vió en tus ojos,
lo conoció en tus palabras,
lo saboreó en tu corazón.
Aprendió a amarlo más que nunca
en tus canciones de voz quebrada,
en tu piel morena,
en tu acento andalúz.
Recorrió las estrechas callejuelas
de cal de tu alma blanca.
Olió el aroma de azahar y jazmín en tu piel.

LLevatelo todo

Adelántate mujer a mis pensamientos, tienes absoluta ventaja en mi vida,
anda despacio por los confines de mi alma, usa cada particula de amor
sobreviviente y arrancala, recorre los espacios vacios y las llagas
que al final no quede nada arrebátame el deseo que al final no quiero
sentir nada.

El Relojero de Manila

Mi amigo el Relojero de Manila no es filipino. Tiene ya la larga distancia existencial de los 95 años de edad (que acaba de cumplir hoy mismo) y es un alicantino (nacido en Elche) que desde hace muchos años está afincado en Murcia tras haber vivido en el Madrid de los años 30 del pasado siglo XX. Se llama José Gomariz y tiene tantas historias en su todavía lúcida mente que viene a ser como un libro abierto de la vida. Cuenta y narra sucesos acontecidos durante los años de la República (también de la Monarquía de Alfonso XIII) y sobre todo de las trágicas escenas de una Guerra Civil que dejó marcada toda su juventud. Es el Relojero de Manila (poseía una relojería en ese barrio de Alcantarilla) mucho más que un abismo vital. Sigue Leyendo...

16 + 18 = 34

Yo no sé lo que dirán los ateos, los agnósticos y los religiosos de todo tipo… pero lo que tengo bien claro y conocido es que para Jesucristo (nada hay imposible para Él) el milagro 16 de ella más 18 de mí suman un total de 34 para los dos. Lógica pura. Para que luego digan que los milagros no tienen lógica. Puden pensar lo que quieran y deseen los ateos, los agnósticos y los religiosos de cualqueir tipo… pero yo sólo creo en los milagros de Jesucristo porque los he visto centenares de veces a lo largo de mi todavía corta vida. Creo en los milagros de Jesucristo, ordenados por Dios y ejecutados a través del Espíritu Santo usando a seres humanos vivos. Y la envidia, según la Biblia (que es el Libro de la Verdad) destruye a los envidiosos y corrompe sus almas. Así que, para mí, es totalmente cierto y verdadero que los 16 de ella más los 18 míos forman un conjunto total de 34 para los dos. Buenas noches y hasta mañana si Dios quiere. Sigue Leyendo...

Más allá del principio… (reedición)

En el palacio de la memoria soy un rostro encendido, mi cuerpo se hace humo y me avento en la incesante eclosión de todo lo habitado para conventirme en pequeña transparencia de sombra quebrada por lo rojizo del atardecer. ¿Me ves?. ¿Me intuyes en este sueño brioso del crujir de los árboles bajo el viento, de la paciencia de lo inmóvil sobre las horas y de lo coloreado de mi sangre en su especie?.

Dentro de mí corre el pequeño concierto de la blanda tarde en que este cielo, lúcido de paisaje con vida, rezuma en el fuego de esas palomas que, como flechas, pasan raudas por encima de la iluminada fuerza del paisaje. Sigue Leyendo...

Barbamocha (reedición)

El pirata Barbamocha navegó a la deriva, en su pequeño cascarón, durante varios meses en los que se alimentó de ron, manzanas, uvas pasas y algún que otro pescadito. Navegó a la deriva hasta que llegó a la Isla del Tesoro del Capitán Jonathan Flint, del cual había leído en su larga infancia. Robert Louis Stevenson siempre estaba en su memoria.

El pirata Barbamocha recordaba a todos y cada uno de los personajes: los del bando bueno como John Hawking (el niño héroe) y sus padres taberneros; el doctor David Livesey (siempre al servicio del bien hacer); Sigue Leyendo...