Tal vez nunca nos vamos totalmente,
se nos quedan pedazos
en las vueltas de la vida,
y así se me pegó tu sonrisa
estará allí para simepre
como un girón de atardecer,
la curbatura de tu mentón como
cosa deliciosa,
…añoranzas indecibles…
¡Qué lejos estas!
Archivo por días: 30 abril, 2010
Una historia como la de Sarah.
Sarah, 30 años y aun mucho por vivir. Con tan solo 25 creía comerse el mundo. Ahora duda si llegará a los 31.
Muchos de nosotros dejamos todo para el mañana cuando ni siquiera sabemos cómo será ese mañana.
Al igual que Sarah, cuando la juventud despierta hasta el último poro de los cinco sentidos, en lo último en lo que pensamos es en que la vida puede tomar un giro repentino.
Ahora, tras cinco años de aquella euforia, Sarah decide escribir. Piensa que tal vez le sirva a alguien sus últimos discursos.
La Otra Misa
Sueño ilícito
Anoche tuve un sueño atroz e ilícito. Estaba en un gran salón de fiestas, con altas columnas de mármol blanco y profusas decoraciones doradas. Creo que era un baile de máscaras. Bailábamos juntos. Llevabas puesto un vestido blanco de tul volátil y una careta con plumas negras y plateadas. Tu belleza trascendía la comprensión del instinto. Muy cerca de mí tenías tu rostro y yo respiraba tu aliento y su sabor me hacía arder el corazón en un fuego delirante. Girábamos ceñidos. Sostenía tu pequeña mano derecha en mi izquierda, palma contra palma, con nuestros dedos entrelazados; recuerdo que estaba húmeda y tibia. Aquel tacto hermoso absorbía todo mi ser con una intensidad que jamás experimenté antes. De pronto me despertó una garra invisible estrujándome la garganta. La infausta atmósfera real envolvió mi ser sin tregua. Y descubrí que aún tenía la humedad y el calor de tu mano grabados en la mía.
Sin tildes ni acentos para hablar del amor.
Prometo escribir un texto largo y denso sin tener que acudir a las tildes ni a los acentos, ni a los falsos signos que no sean otra cosa que amar libremente bajo las noches con luna blanca, en las calles libres lejos del mundanal trasiego de la avaricia en forma de metal. Prometo escribir un largo y denso texto sobre el amor que no sabe de subir a los podios para ponerse, como yugo, el oro, la plata o el bronce de las ataduras mundanas. Prometo escribir un largo y denso texto sobre el amor sin falsas tildes, sin inocuos acentos, sin interrogaciones dubitativas, sin admiraciones deformantes… prometo, y lo voy a conseguir, escribir un largo y denso texto sobre el amor vivido en las habitaciones con las ventanas abiertas porque no le importa el cotilleo de los vecinos ni los chismes de las vecinas.
Más allá del tiempo hay un lugar…
Más allá del tiempo hay un lugar donde el momento se transforma en ensoñación; donde la Gran Ciudad pierde su nombre y se comienza a convertir en hábitat para la esperanza. Más allá del tiempo hay un lugar donde los pájaros no se esconden de los hombres; donde el ruido de las calles sólo es un murmullo de la paz. Más allá del tiempo hay un lugar donde el ser humano vuelve a ser un ser humano y las mujeres pasean por las calles a cualquier hora de las veinticuatro que tiene el día sabiendo que nadie las va a hacer daño alguno. Más allá del tiempo hay un lugar donde las estrellas no son fugitivas; donde la luna es siempre un sueño y donde el sol es una realidad para la vida. Más allá del tiempo hay un lugar que se vive con el espíritu cristiano palpitando en cada corazón.
Perspectivas
Salimos de un punto hasta decidir si las cambiamos por otras (me refiero a las veredas). Yo hago eso continuamente; mis perspectivas son tan cambiantes que cambian a unas (me refiero a las veredas) por otras (me sigo refiriendo a las veredas). Como si los defectos de unas (me refiero a las veredas) los sustituyera por los defectos de otras (me sigo refiriendo a las veredas). Y así las perspectivas públicas (de las privadas nunca hablo cuando de temas de alcoba se tratan) van cambiando por simples coincidencias. No es necesario pensar demasiado. En las esquinas están ellas (me refiero a las veredas) y el estímulo favorable es ir cambiándolas para que duren muchos años más pero, en sí, dejando siempre una firma en el entorno.
Buscando signos… (corregido y aumentado).
No podemos crecer, por así decirlo, sin adentrarnos en esa especie de senda luminosa que nos va haciendo descubrir los indicadores simbólicos de todos nuestros anhelos. Senda cualquiera, por allí por donde vivamos, que nos va forjando como personas dentro de la naturaleza de este mundo histórico que flota, hiperbólico, en nuestras manos. Buscamos, continuamente, los signos necesarios e imprescindibles, de carácter masculino y femenino, que nos producen la sensación de que somos tributarios de la realidad circundante; para ir forjando la verdad, la particular e intrínseca verdad de cada uno de nosotros, sin la cual no significamos nada. La existencia humana se consolida en la continua prolongación de nuestras ansiedades. Y siempre esas señas de identidad son un conjunto de fuerzas que nos acompañan hasta el final. Es lo que muchos llaman personalidad; la doble puerta por la que entramos a la vida y salimos de ella.
Respuestas Exactas al Concurso “Los héroes viven descalzos”
1.- El escritor fue Rafael Alberti y el poema se titula “Oda a Platko”.
2.- El país donde nació Platko es Hungría y tiene fronteras con Eslovaquia, Austria, Eslovenia, Croacia, Serbia, Rumanía (vale también escribir Rumania) y Ucrania (vale también escribir Ukrania).
3.- Se llamaba “Saeta Rubia” al futbolista Alfredo Stéfano di Stéfano Laulhe.
4.- Cándido Gardoy Martín, llamado Macala, jugó en el Atlhetic Club de Bilbao, Español de Barcelona, Hércules de Alicante, Real Madrid y Rácing de Santander.