Los caballos de Ondaro

Buen día a todos y todas. Alfonso Ondaro Vargas (madrileño de pura cepa) fue un excelente compañero de trabajo y es un sensacional amigo que, además de todo eso (que no es poco) es un genial jugador de ajedrez que hace ya mucho tiempo (cuando era una promesa de este deporte-ciencia) fue calificado en algunas crónicas de la prensa especializada como “el pequeño Capablanca español”. Así le llamaban en sus tiempos juveniles. Una especie de Arturito Pomar que abandonó la alta competición ajedrecista (cuando lo tenía todo a su favor para haber triunfado a escala internacional) por motivos ajenos a su voluntad. Bueno. A lo que voy ahora (además de agradecerle públicamente que fuese él el que me enseñó a jugar ajedrez y el que hizo que a mí me guste este juego) es a que Alfonso Ondaro siempre ha sido un expertísimo jugador con las piezas llamadas caballos. Eran sus piezas más queridas y las preferidas por él. Sigue Leyendo...

!Nos veremos pronto en Madrid!.

Sí. Soy centrocampista. Puede ser que muchos vistan de blanco por fuera para disimular la negrura de sus corazones; pero !nos veremos pronto en Madrid!. Os lo promete El Solitario que inventó solitarios. Ellos 3 eran 3. Pero a veces 1 vale más que 3 juntos cuando el corazón vibra. Si vamos a hablar puede ser que los 3 se queden sin poder articular palabra alguna porque con una sola mirada es más que suficiente. Una mirada es mejor que mil palabras, y lo digo en nombre de mi esposa Liliana (Lina de los Ángeles).

Y es que este balneario en que se ha convertido el triángulo de las calles madrileñas formado por Ferrocarril, Divino Vallés y Bretón de los Herreros, se va a convertir en una zona de fuerzas enigmáticas más poderosas que las del famoso Triángulo de las Bermudas. Sigue Leyendo...

PPNE 4 ó 5.

Para Poder Nosotros Estar 4 ó 5 dias en el bello Paraíso del Roxy A o el Roxy B teníamos que estar esperando largos años… porque sólo nos quedaba, y eso gracias a los grandes esfuerzos económicos de mi madre y gracias a los grandes esfuerzos físicos de mi abuela para el Alcalá o, como mucho el Ibiza y, de muy tarde en tarde el Narváez. Que la vida entonces era una tómbola, como cantaba Marisol, y había que comprar los numeritos de la Diocésana de la Vivienda para ver si, por fin, algún día podíamos cambiarnos de vivienda a otra más moderna y en technicolor. !Era una vedadera pesadez vivir en aquel mundo de colores solamente grises!. Y que conste que el gris es un buen color para aprender muchas cosas de la vida, sobre todo si sabes distinguir todos sus infinitos matices. Sigue Leyendo...