Justo a medio día, en el momento que el Santo Padre, San Pascual XXXVIII iba a comparecer en su balcón, para dirigirse a los ciudadanos que lo esperaban congregados en la plaza, su asistente personal entra en la estancia y susurra algo a su santidad, en ese momento, después de haber escuchado, puso cara de perplejidad, y dio un golpecito sobre la mesa, pero de tal manera que la aburrida tinta del tintero se derramó, sus blancas ropas se llenaron de caminitos y pequeñas lagunas de tinta azul que iban siendo absorbidas por esas telas que eran sus atuendos…
Todo ello originó que la comparecencia quedara como en suspenso, aplazada, como diciendo “Ahora estoy con ustedes, no se vayan.”
Archivo por días: 21 enero, 2011
Y en la playa…
setamor (Novela) Capítulo 3.
Aquel jueves la lluvia era continua. El cielo, gris plomizo, oscurecía el ambiente. Los automóviles chapoteban las calzadas. La noche anterior había sido profundamente fría; propia, más bien, de un crudo invierno. Al atardecer la lluvia había amainado, pero las gotas seguían cayendo, a intervalos, sobre la ciudad. Era un atardecer triste. La prometida había intentado localizar al joven licenciado pero éste, olvidándose de la cita, encaminó sus pasos hacia la vieja taberna. Vestía la misma gabardina de los dos días anteriores y, debajo, un grueso jersey de color ceniza se complementaba con los vaqueros que, normalmente, constituía prenda fija para él.