Jugos, juegos, ju(e-gos), juergas… ad infinitum

“Salada, agua de sal salada por el exceso de buena suerte, no cupiera duda de que yo no habría nacido para carreras.” Palabras plagiadas a un granujo sin mi consentimiento.

Preguntandome sobre el sentido de la vida, sin deseos de acudir directamente a Victor, comencé el día de hace dos semanas.
Aún recuerdo las lágrimas matutinas, las que acompasaron mi afeitada; la blancura de mis vestidos con mácula; el afán de severidad y la somnolencia verborreica de los profetas.

Sé que es mi castigo

Y me miró, o tropezaron nuestras miradas al tiempo que latian nuestros corazones a flor de piel. Solo respiré el aroma que le rodeaba, solo eso y le dejé marchar.
¿Pues que debia hacer ante un desconocido de pelo negro y ojos castaños?
No volveré a saber de él, en la vida. A menos que corra tras el y le diga ¿que?
Si solo me cruzé con el y me enamoró su aura al igual que sentí lo que el sentia. Pero nadie dijo nada fueron solo miseras sensaciones.

¡Órdago a bordo!.

En el camarote principal del catamarán “Barrabás”, propiedad privada del isrealita “Judas” Rosemberg, el mayor capo del dinero a escala de los Bancos más importantes del mundo, éste se encontraba sentado alrededor de la mesa junto con el estadounidense Joe “Cicatrices” Johnson, capo mundial del comercio ilícito de las drogas; el ruso Serguei Lomanov “El Chepa”, capo mundial del alcohol; el japonés Aoki Yamamoto “Yamaha”, capo mundial del tráfico de armas; y el libio Mustafá “El Loco”, capo mundial de las redes de la prostitución. Sigue Leyendo...