Quijano.- ¡Escucha bien, Sancho amigo, grandes músicas se escuchan hoy en día, vive Dios, aunque no las entendiere ningún caballero que se preciara de serlo!
Sancho.- ¡Decis bien, mi señor caballero! ¡Jamás oí yo tales jerigonzas, que hasta los sesos se me aprietan al querer entendellas!
Quijano.- ¡Se debe decir entenderlas y no entendellas, Sancho, pues no es menester ser tan antiguo!
Sancho.- ¡Antiguo o menos antiguo mis sesos se me aprietan al escucharlas!
Solsticio de Invierno,envíame pronto una cuerda mágica,
con ella hilaré los pedazos sueltos,de esta gran holográmica tela de araña,
Pensamientos,con sabor a té y hierbabuena,
amanecen con la quietud y un nuevo olor junto a la almohada.
Beber despacio,aprovechar la brisa,oleaje cuántico de un contrabajo que suena a toda prisa…
Sin paliativos ni medias tintas: se me había revelado que el Día del Fin del Mundo llegaría en breve. No voy a decir cuál era mi fuente de información porque quiero evitar que algún posible incrédulo se permita dudarlo, ni que alguien aún más incrédulo y además bromista decida hacer chistes al respecto.
– ¿Sabes que se acerca a pasos vertiginosos el Fin del Mundo? le dije a Eloy, mi pareja.
– ¿Ah, sí? Pues entonces saca lo que queda del jamón ibérico, descorchemos esa botella de vino superguay que guardamos para una ocasión especial, y esperaremos que llegue de forma satisfactoria, contentos y ahítos. Sigue Leyendo...
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