Pepa vende rosas. Lola vende claveles. Las dos se ubican… ¡válganos el cielo cuando las da por discutir!… en la puerta del mercado donde el olor a aceitunas reclama la atención de las curiosas comadres. Pepa es una niña mientras Lola ya está bien entrada en años. La gitana Lola está deseando perder de vista a la paya Pepa…
“¡Oye, niñita de los peines! ¿Por qué no te das una vueltecita por los buenos aires y luego vienes y me lo cuentas, esaboría?” “¡Ni hablar de la peineta, doña Lola! ¡Yo he venido antes y tengo todo el derecho de mi sangre andaluza para estar donde he llegado!” ¡Válganos el cielo cuando las da por discutir! Es entonces cuando interviene él. “No discutan por culpa de las flores porque no hay razón suficiente para hacerlo. Voy a comprar un ramo de rosas y un ramo de claveles y sanseacabó la discusión” Es “El General”. En el arrabal se han tejido muchas leyendas sobre “El General”. La mayoría de todas ellas le presenta como un antiguo resistente. Uno de aquellos maquis que huyó a las montañas pero decidió, un atardecer cualquiera, de que era llegada la hora de ser parte de una pequeña sociedad. Y dejó sus heroísmos para convertirse en todo un personaje real dentro de todos nosotros. Las mujeres le adoran como si fuese un dios de la felicidad. Y él es feliz mientras se siguen tejiendo leyendas sobre él y su espigada silueta más propia del hambre que de las ganas de seguir en forma.