– Hola preciosa, cómo te está yendo el día.
José Roberto besó en la boca a su bellísima esposa.
– Tengo una sorpresa para ti, José Roberto.
– ¡Me has comprado un nuevo balón de fútbol!
– No. ¡Jajaja! Muchos más jugoso que eso.
– ¡Me has comprado una pelota de playa!
– ¡Jajaja! Tampoco. Algo más sabroso.
-¿Me has comprado una esclava para abanicarme cuando me entre la modorra?
– ¡Jajaja! ¡Te he preparado un cocido madrileño!
– Pues entonces vamos a comer que se hace tarde.
– Pero si sólo son las doce del mediodía…