Dentro del contexto general de la Mitología Griega, Pegaso fue el caballo alado servidor de Zeus, el dios de los dioses que luego los romanos lo llamaron Júpiter. Pegaso condujo a Belerofonte hasta la Quimera, y también aparece en el mito de Perseo. Según las versiones, había nacido del cuello de la Gorgona o de la Tierra fecundada por la sangre de la Gorgona. También se le tenía por hijo de Poseidón y la Gorgona. Con él se vinculaba el nacimiento de las fuentes Hipocrene y Trecén. Más tarde se le transformó en constelación.
La representaciones iconográficas del mítico caballo alado suelen estar ligadas a Belerofonte (“Belerofonte abrevando a Pegaso”, bajorrelieve alejandrino del Palacio Spada de Roma, del siglo I después de Jesucristo), aunque también aparece en compañía de las musas, simbolizando la inspiración poética, como en “El Parnaso”, de Mantegna (Museo del Louvre). Es tema frecuente en la numismática griega y romana (monedas de Corinto y Ampurias), y en la decoración arquitectónica (por ejemplo, el grupo de “Medusa con Pegaso y Crisaor”, en el templo de Artemisa en Corfú).