A las tres de la mañana me despertó el ruido de una tremenda discusión que provenía de la calle. Me levanté rápidamente de la cama y, vestido solamente con el calzoncillo, me asomé a la ventana del Hotel Casa Ponziana BB. Quienes discutían, acaloradamente, eran el banquero Germano Bisi, que llevaba colgadas de sus brazos, a Berta Colini y Roberta Fena, y Paolo, más conocido en el mundo del hampa calabresa, como “Nostradamus” por su enfermiza manera de querer adivinar el futuro de toda persona que se hicese amigo o amiga de él.