Te extraño en mis paseos por el jardín, al mediodía, mientras cocino, mientras piensas y callas.
Me extrañarás cuando sientas que no se puede vivir así, escondidos del sol y con los ojos a la deriva de un mar infinito.
¿Y será que en verdad no estás?
Cada día es un reto, el recuerdo de una risa, el calor de tu compañía…
No puedo abrir la ventana si no te veo llegar, ni cerrar la puerta por si entras mientras duermo.
Y con más que suspire no puedo hacer que tu camino sea igual que el mio, o de mis manos la rendición de tus besos.
Pero si puedo desnudar tu alma con mi piel o hacerte soñar con mis palabras, bajitas y al oído.
Te extraño…