No, ustedes no me podrán juzgar. Porque en el mismo lugar de donde vienen sus leyes estoy yo.
Al igual que no podrán dar vida a mis alegrías ni solucionar los conflictos que a diario nos dan carga no me podrán juzgar, pues no reconozco su verdad impuesta que, por la fuerza, quieren hacerme entender.
Me sancionan como si al nacer ya hubiera aceptado esa regla y lo único que hice fue llorar.
¿Qué les tengo que agradecer que tanto me endeuda? Una idea al fin.
No lo creerán, pero esto no vale tanto, hay otras posibilidades mucho más valorables en la realidad; otros modos de ver la vida que no se enseñan, otros modos de sentir.
No me preguntarán como estoy y lo tendrán claro para apresarme en cualquier sitio, una orden que jamás dejarán que no se cumpla, más cuando no les importa. Tan solo es autoridad.
¿Por qué? Aún no lo se, llegará tan solo.
Un comentario sobre “Desacato al docente”
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Tan solo, en efecto, como lo desees soñar…