José reptaba por el largo túnel alumbrándose con la superlinterna. Era fuerte el esfuerzo pero merecía la pena intentarlo. Una frase de Antonio Machado rondaba por su cerebro: “La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no lo es y cuando la muerte es, nosotros no somos”… pero él no estaba muerto (como podrían estar pensando Arthur Andersen y Don Armando Álvarez). !Él estaba vivo y lo que buscaba con total esperanza es que Lina también lo estuviera!. Razonó para sus adentros un breve pensamiento propio. “La esperanza de vencer a la muerte es lo que hace al ser humano verdaderamente libre”.
!Con total libertad de pensamiento y de acción, sabía que aquel momento era imprescindible!. ¿Estaba ya al final del túnel?. No. Todavía faltaba seguir reptando un largo trecho. La luz de la superlinterna se apagó de repente. !Se habían agotado sus pilas!. En medio de aquella terrible oscuridad, hayándose a mitad del túnel, ante un recodo hacia la izquierda, estuvo a punto de retroceder… pero la visión del rostro de Lina le animó a seguir. !Tenía que estar viva!. !Nadie podría creerlo pero él sí lo creía!. Aunque fuese mentira, el simple hecho de realizar aquel sobrehumano esfuerzo le convertía en héroe de sí mismo… así que llegó al recodo, reptó hacia la izquierda y divisó, al fondo, una luz. !Podía seguir adelante!. !Aquel túnel no era el final!. Ahora, con mayor rapidez y agilidad que nunca, puso sus ocho sentidos en alerta y continuó reptando a un ritmo mucho mayor. A partir de aquí ya no era posible dar marcha atrás. O la vida o la muerte. Y él había apostado por la vida.
Toda la Interpol, mientras tanto, se puso en movimiento inmediatamnte. Ya estaba todo atado y bien atado. Emilian Emilianov “Chichinoski” fue atrapado fácilmente y toda su trama de armamentos y construcción de humanoides destruida. Emilianov, el famoso campeón de boxeo de los pesos pesados, viéndose rodeado por la policía, se había ahorcado de una viga del ático de su flamante mansión de Pyongyang. !Para la Interpol sólo faltaba saber si Bianca estaba viva o estaba muerta como pensaban ya todos!. Y, si acaso estaba con vida… ¿dónde podría estar Bianca?. Los agentes de la Interpol no encontraban ninguna pista valiosa en este sentido, a pesar de haber consultado a todas la spersonas que encontraron a su paso y a pesar de haber estudiado a fondo los documentos que Emilianov guardaba en su Sala de Estudio. !Nada!. !Ningún dato sobre Bianca!.
José Uribe Del Real había llegado ya al final del túnel y comenzó lentamente a erguirse. El esfuerzo que había hecho para atravesarlo le había dejado casi exhausto. Era necesario reponer fuerzas… !pero resultó imposible!… !Ante él se encontraba, con una mirada feroz y llena de odio, el terrible y temible “Moonstruo of the Super Mallet”: una enorme Masa de músculos (de ahí que le llamasen The Mass) dispuesto a destruirle a golpes con su enorme Super Mazo.
Sin apenas poder contener el aliento, el joven José vio cómo se abalanzaba sobre él La Masa quien, descargó su primer mazazo sobre él… más José pudo esquivarlo ladeándose hacia la izquierda. El Super Mazo golpeó la pared rocosa de la cual se desprendió un trozo enorme. !Así de potentes eran los mazazos de “The Mass” que, sin que pudiese reaccionar José, le lanzó un segundo mazazo directo a la cabeza!. José tuvo los suficentes reflejos como para agacharse a tiempo. !Otro gran trozo de roca se desprendió de la pared!. Ahora La Masa se detuvo un momento y calculó con mayor serenidad el próximo golpe pero su odio hacia José era tan grande que se abalanzó brutalmente sobre él. José esquivó, nuevamente moviéndose hacia la izquierda, el terrible y mortal mazazo y, con la celeridad de una décima de segundo, sacó el cuchillo que siempre llevaba en su cinto y lo clavó, sin misericordia alguna, en el bajo vientre del monstruoso humanoide que, cayendo al suelo se revolcaba en él, chorreando y desangrándose por sus órganos sexuales donde había recibido la certera cuchillada. !Y es que en la construcción de los humanoides había un grave defecto que consistía en que cuando recibían una herida, por muy leve que fuese en cualquier parte de su cuerpo, morían rápidamente desangrados!. A Vadat no le había dado tiempo suficiente para salvar este defecto…
Sin embargo La Masa seguía intentando ponerse en pie; así que, José Uribe Del Real, con toda la serenidad posible y dominando sus nervios, cogió la Super Maza que estaba tirada en el suelo y comenzó a descargar fuertes mazazos sobre el cráneo de aquel monstruo que era ídolo adorado de los Moones. !Uno… dos… tres… cuatro…!. !Cuatro fueron los mazazos que recibió La Masa antes de quedar definitivamente muerto!. Aquel monstruoso humanoide yacía a los pies de José.
Sin tiempo para pensarlo más y guiado por las luces de aquel trozo de sótano que provenían de pequeños discos solares de energía muy potente -lo cual hacía alumbrar destelladamente el camino- siguió hacia adelante, hasta que llegó a lo que parecía el final de todo. ¿Había llegado el final de la búsqueda de su amada?. !Allí acababa todo y no había encontrado ninguna clase de subteráneo!. Completamente desolado se sentó en el suelo y hundió su cabeza entre los brazos. Comenzaba a tener cansancio y sueño. “Sólo triunfa en el mundo quien se levanta y busca las circunstancias, creándolas si no las encuentra”. Esta frase de George Bernard Shaw le aguzaba sus ocho sentidos. !Tenía que seguir adelante!. !Aquello parecía ser el final pero él tenía fe!. Y con fue fue observando, en medio de la total oscuridad aquel último tramo de los pasadizos del sótano… hasta que encontró, en el último rincón del mismo, un estrecho callejón rocoso por dónde sólo se podía introducur una persona estrujándose entre las dos paredes del mismo. “La fe es la conciencia y la conciencia es el triunfo” se inventó él mismo para darse ánimo. Y comenzó a caminar de aquella manera, atrapado entre las dos paredes pero caminando lentamente. Pidió a Dios que le diera el éxito y así, de esta manera, el camino se le hizo más ligero. Era en realidad muy corto el tramo y acababa en una amplia sala iluminada con 12 antorchas, tres en cada lado del cuadrilátero, con 12 calaveras debajo de ellas. !Ahora sí era ya el final!. ¿Dónde encontrar algún indicio de subterráneo?.
“Aquel que tiene fe nunca está solo”… resonó la frase de Thomas Carlyle en su cerebro… y entonces oró a Jesucristo: !Por favor, Jesús, dónde está Lina!. Jesucristo debió de escuchar atentamente aquella desgarradora petición… porque al bajar la cabeza al suelo… !allí estaba la entrada del subterrráneo!. Era una alcantarilla difícil de levantar pero, tirando fuertemente de la argolla con las dos manos, logó levantarla poco a poco y, en medio del sudor que le caía por la frente, logró apartarla hacia su lado derecho. !Allí estaba la escalera de peldaños de hierro que conducía al subterráneo!.
¿Sería verdad que Lina se encontraba allí?. Daba la impresión de que era un imposible… pero sobre los imposibles, según razonaba José Uribe Del Real, muchos hombres famosos habían hablado. Sólo le venía a la memoria una cita de William Shakespeare: “Tan imposible es avivar la lumbre con nieve, como apagar el fuego de amor con palabras”. !Eso era!. !Nada de palabras más o menos ingeniosas sino acción!. !Acción!. La acción es lo que lleva al éxito, pensaba él.
En aquellos momentos una gran mayoría de emisora de radio y canales de televisión del mundo entero daban extensas noticias de lo que había sido descubierto y destruido por la Interpol. !Ninguna referencia sobre Bianca ni Paúl tal como había pedido Arthur Andersen!. Ninguna referencia salvo la de un humilde periodista de una pequeña villa llamada Madrid, ubicada en el Estado de Alabama y de tan sólo unos 300 habotantes, quien se preguntaba, a través de su humilde micrófono, lo siguiente: “Sí, de acuerdo, se ha vencido a las Fuerzas del Mal… pero ¿quiénes han sido, realmente, los seres humanos que nos han ayudado a conseguirlo?… yo no tengo todavía claro qué ha podido suceder… pero pienso que detrás de todo un par de corazones humanos, que quizás hayan dejado de latir definitivamente, han hecho mover el motor hacia una Nueva Humanidad”.