Ella asomada a la ventana… viendo pasar los trenes de las largas distancias existentes entre el mirar de sus ojos y los deseos de los hombres que la miran… !Venus inmortal!… como si su amor fuese presa fácil de conseguir. Todos la desean pero ella, asomada a la ventana, sólo está pensando en un tren de larga distancia que la lleve hasta el otro extremo del mundo, a ese fin donde, con él, se hunda en los mares submarinos para convertirse en diosa de cristal. Por los caminos del tren… la última frontera… por los caminos del tren sus vidas son unas paralelas imposibles de atrapar o separar. El poeta la lleva de la mano, jugando ambos a la venta de sueños mientras él acerca su mirada para dejarse mecer en el centro de sus iris de color café profundo, azul celestial, blanco sublime y hasta verde campiña.
Sí. Para él, ella es la mujer de la ventana; es el café con agua entre sus manos; es el azul del cielo de todos sus sueños; es el blanco sublime de lo submarino de cristal de sus sentimientos y el verde de sus pensamientos nocturnos. Sí. Pensamientos nocturnos de color mujer. Y en ese viaje de la noche, cuerpo a cuerpo y sin fronteras, ella sigue asomada a la ventana de mi corazón. Todos la miran. Nadie la comprende. Por ello, asomada a la ventana, sigue caminando sobre los raíles del tren con mi corazón entre sus manos. Ella es el equilibrio mágico que nace de sus adentros y cubre su rostro de reflejos alegres, reflejos del sol junto a sus labios. !Y es que sus besos son un mirar asomado a la ventana mientras le llevo de la mano, haciendo equilibrio por los raíles del tren, hacia una estación llamada Paraíso!…
Un comentario sobre “Ella asomada a la ventana…”
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Muy bonito texto.. que buenos sentimientos, muy transparentes, ademas me gusta como se dirige la narracion. Como siempre.. tengo que decir. Un abrazo a distancia de Fin y principio de año!!