ANGEL.

La luna se mece en el mar,
sueña con ser viento sureño,
marcharse oculta en la noche.

La lejanía espera su llegada
mientras el invierno se marchita,
al sol y los hielos del norte.

Las aves sobrevuelan el espacio,
dejan mensajes de amor en su viaje,
señales de un jardín que florece,
en un espacio de tiempo virginal,
en que las flores se agostan sin piedad.

Soy esclavo de un deseo de felicidad,
aunque esta, jamás vino a visitarme,
se evapora con la niebla de la mañana.

Sonrien las alondras en los chopos,
al ver acercarse sutil, la primavera.

Tal vez sólo sea un gorrión malherido,
pero mi viaje me lleva a tus adentros,
quiero llegar al centro de tu azucena,
beber el agua dulce y fresca de su cáliz,
sin dejar derramarse una sola gota.

Soy un ser pequeño, viviendo en tu barbecho,
que amanece feliz de encontrarte despierta,
la vida es alegre cuando se vive a tu lado,
el dolor es algo que se olvida con el tiempo,
el deseo siempre me encadenó a tus pupilas.

Tal vez la plateada sombra lunar,
acaricie esta noche tu cuerpo triste,
pero los latidos de mi ajado corazón
son los que mueven mis negras alas,
las que han de llevarme a tu encuentro.

Dejaré de ser un ángel, viviré en tus sueños,
porque la mirada de esos profundos ojos verdes,
no puede hacer que este serafín muera sin sentir,
que tu amor me acerca por fin a la dicha eterna,
aunque tenga que morir sufriendo como un humano..

2 comentarios sobre “ANGEL.”

  1. Es precioso este melancólico poema, Kiowa. Tu ángel quizá también vivió en las grandes praderas, hace muchísimo tiempo. Que no deje de ser un ángel, no tenemos muchos cerca.
    Un abrazo.

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