Tomo el Soneto de Don Miguel de Unamuno siguiente:
Es una antorcha al aire esta palmera
verde llama que busca el sol desnudo
para beberle sangre; en cada nudo
de su tronco cuajó una primavera.
Sin bretes ni eslabones, altanera
y erguida, pisa el yermo seco y rudo
para la miel del cielo es un embudo
la copa de sus venas, sin madera.
No se retuerce ni se quiebra al suelo;
no hay sombra en su follaje, en luz cuajada
que en ofrenda d eamor se alarga al cielo,
la sangre d eun volcán que enamorada
del padre Sol se revistió de anhelo
y se ofrece, columna, a su morada.
Y voy a vencerle en brevísimos minutos y sin tantas zarandajas métricas y obsoletas.:
La antorcha encendida del fuego ardoroso
roja como llama de Sol se hace muda
en la cama de la yerba recién desnuda
mostrando su cuerpo bello y esplendoroso.
Sin más que el tacto ágil y habilidoso
entre mis manos alla va y se escuda
y como ave abierta en medio de la duda
separa sus muslos en juego amoroso.
El beso en su cuerpo queda unido
al corazón que desnudo yace herido
en su pecho de tiempo silente y caluroso.
Y penetro en su alma sin ser ya vencido
por la filosfofía de este poeta envejecido
que huye de mí como un aire ventoso.
(Que Unamuno a mí me resbla aunque dispara con bala)
(Y que se quede en la Historia como queda mi Memoria).