Desde mi cama, mientras rompes los vidrios de la cocina y gritas a destajo… me doy cuenta de que yo he asumido el roll de madre contigo.
Desde mi cama, mientras te escucho sollozar de rabia y de vergüenza… pienso y espero que algún día madures y sepas afrontar los problemas.
Desde mi cama, mientras te siento teclear en tu portátil con tus amigas… ruego porque más tarde me pidas inocentemente un café madre…
Ayer era tu hija, madre.
Hoy madre, mi hija eres tú.
Mañana y siempre, seguiremos siendo nosotras.. de esas que se equilibran entre sí, de esas de verdad, de ese amor que duele, reconforta, compartido y único. . . de momento, prepararé las tazas.
Irremediablemente, con el paso de los años, los roles se invierten. No sé para quién de las dos puede ser más duro, si para la de madre que pasa a ser hija o viceversa…
Unas reflexiones muy lúcidas y muy completas en sólo unas pocas líneas. Me ha gustado tu texto, que se sale de lo corriente.
Un beso.
“Cuanto Tanto en Tan poco”, que diría la Poesía si pudiese personalizarse.
“¡Y tanto!” que diría el Relato.