Densidad de palabra oscura
como acorralando al corazón
entre el paso del peregrino.
La mano toca la puerta cerrada
y se extraña de su dureza.
Ansiaba caminar sobre las piedras calientes
y ver el mar transformado en sangre.
Nubes que brillaran sobre el cielo,
resplandeciendo sobre un universo de nácar.
Y presiento los latidos lastimeros
de la vida, de la tarde.
Nadie conoce los por qués
y mira al viento,
como enérgicos surtidores de palabras huecas,
de oeferentes criaderos de cuervos negros.
Se cerrarán los últimos vestigios
del poema universal,
aquel que señalaba la palabra,
y el verso.
La flor palidece mientras la miras.
¡Déjete arrastrar por la incontenible ira
de un silencio que rompe la inocencia!
Un comentario sobre “EL JARDÍN SECRETO”
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Sentimientos guardados en un corazón herido tal vez.
No dejemos que palidezca la flor..
Saludos, siempre como ahora.