Aquí por lo menos me divierto… bastante. No es que sea la sexta maravilla del mundo pero es gracioso ver a tanta cantidad de chiquillos colocando latas en los rabos de los perros y los gatos. Me di cuenta de qué clase de pueblo era cuando en la entrada había un cartelón que decía “Terrible Massaccre”.
Según me han narrado los más viejos del lugar el nombre del pueblo evoca a una estrepitosa batalla que hubo hace algo más de cien años. En ella perecieron todos sus habitantes, pero unos caravaneros que venían buscano un bello lugar donde plantar viñas lo volvieron a acondicionar.
!En efecto!. Hay viñas por todos los lados. El único postre que me dan en la pensión es uvas. Las he probado de todos los tamaños y colores posibles. Al final voy a saber más de uvas que de cualquier otra cosa.
Hay algunas mozas pero están “pedidas” proque se tiene la feísima costumbre de “pedirse” en matrimonio a los doce años recién cumplidos y no hay manera de saltarse a la torera esas normas.
!Con razón son mormones!.