– ¿Ser o no ser, Míster William?.
– Ser. Solamente, ser, Diesel. Siempre únicamente ser. El no ser no existe. La verdad es que he perdido mucha parte de mi tiempo vital haciendo preguntas a la calavera humana. En realidad, ahora puedo comprender que siendo es la única manera y forma que tenemos de existir. Ya lo dijiste tú en algunos de tus textos. Estoy de acuerdo. Mi pluma, tan celebrada en todos los países del mundo, no llegó nunca a responder esa clara respuesta. Ahora sí. Ahora entiendo. Ahora comprendo. Ahora sé, por fin, cuál es la respuesta. No debería habérselo preguntado a la calavera de la Muerte sino al espíritu de la Vida. Ese espíritu que tú tantas veces transmites en tus reflexiones cotidianas.
Y es que, a veces, el éxito y la fama nos llegan a desequilibrar tanto el discernimiento que no acertamos a saber que sólo siendo se puede verdaderamente existir. Me alegra que me hagas esta pregunta que ningún otro periodista me había hecho hasta ahora. Desde este espacio de Eternidad en que me encuentro puedo afirmar y confirmar que sí. Que se existe sólo cuando se es. No debí preguntárselo a ninguna calavera de la Muerte. La verdadera pregunta se la debía haber hecho a un ser humano vivo. Por eso ahora cambio de parecer y de sentir. Y mi pregunta la puedes transformar, Diesel, de la mejor manera que te inspire el Espíritu Santo.
– Está bien, William. La pregunta es “ser para existir”.
Un comentario sobre “Una sola pregunta para Shakespeare.”
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¡Hola, Diesel! Que casualidad que plantées este diálogo ficticio con el señor William (le dicen Guillermo notros lados). Esta misma semana tengo que leerme Hamlet, casualmente (me parece que ahí viene la famosa frase…). Según lo acabe te escribiré mi parecer e interpretación de tu texto… pues no quisiera hablar sobre Shakespeare desde los tópicos que hay de él y que son todo lo que conozco. Un saludico.