Nacerá lo blando, sustancial
y acaso inútil
eternamente pasajero;
y nacerá de abajo, de lo hondo,
como un lento resurgir de las raíces.
Por eso te llamo ahora al descenso,
no a la galaxia, no a la estrella,
ni tan siquiera a la nube, la cima o el ciprés,
sino a ras de suelo, a ras de suelo
y acariciando tierra
para retener lo blando, sustancial
y acaso inútil
eternamente pasajero.