Cuando escuchemos o digamos, cuando escribamos o leamos…seamos conscientes de que la palabra es energía y por lo tanto interactúa con el universo. Seamos conscientes de la necesidad de encontrar la verdadera felicidad para todos, y no el refugio de un egoísmo a ultranza.
Porque, como dijo Buda en uno de sus sermones:
“De lo que está lleno el corazón habla la boca”.