He de contarte un sueño de esta noche pasada y que recuerdo gracias a que estoy contemplando la luna blanca. Yo me encontraba asomado a la ventana, mirando al cielo, y de pronto vi tu cara en medio de las estrellas y vi cómo jugabas con todas y cada una de ellas.
Depués apareció una nube azul y te montaste en ella y fuiste a pasear por las galaxias con tu sonrisa llena de aurora roja.
Más tarde tu cabello negro flotaba en la atmósfera mientras tu pecho latía y emitía mensajes a mi corazón: !Ven!. !Ven!. Decías con tu mirada.
Al final del sueño te vi acostada a mi lado, sonriendo en tu profundo dormir y te di un pequeño beso en la boca y despertaste y me contaste que habías estado jugando con las estrellas y que te habías subido en una nube azul flotando en la atmósfera celeste.
Supe entonces que mi sueño era verdad.
El fulgor de tu mirada nunca miente.