Sin duda, la gran confusión es el mal que nos aqueja. Estamos llenos de problemas, algunos necesarios, otros inútiles, y los más innecesario apuntan hacia nuestra obligación de salvar al mundo. Cuando rozamos las cenizas de un volcán enfadado, vemos que todo se detiene. Dependemos de ese juego de subidas y bajadas en la bolsa para saborear los placeres de la nada. Nos están convirtiendo en seres manipulados hasta el vértigo. Inmensos problemas son, en estos momeneots, la compensación para no estar despiertos. Cuando creíamos haber superado algunas “restricciones” la moralidad (llave del poder de las iglesias) se convierte en estandarte y moneda de cambio. ¡Todo patas arriba ! como el futuro hubiera dejado de existir y más allá de lo que esperamos está el desconocido barranco de los ilusos. Soy tremendmente pesimista, pero ante la realidad o eliges las razones para vivir del modo más justo, o te pegan como un cromo en su colección de partidos corruptos.
Un comentario sobre “Es bueno para la gran confusión”
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Pues ya lo sabes…tú mismo lo has dicho. Ya puedes elegir las razones para vivir mejor o te pegan en su album para la posteridad.
!!Fuera el pesimismo!!..( aunque este no sea un buen momento).
Saludos cordiales.