Obsoleto miro al frente pero me topo con tus ojos,
hoy más dulces que nunca,
sin nata ni frambuesas…
El postre de mis tardes,
la labia contenida, el verte mi miseria
y mi alegría cada día.
Agujas ni pajares sirvieron para encontrarte,
casualidad, maravillas y cortes.
Miro tu texto, lo leo y veo que aún tienes muchas esperanzas por delante. Eso es bueno, Morado.
Me gusta la brevedad del texto que dice y hace pensar en muchas cosas. Gracias por apostar por la imaginación…