Tengo un rincón guardado para ti,
una canción que no entonaré
y el sastre en paro sin dibujar tu vestido.
Tengo un número al que no volveré a llamar,
un camino que dejaré sin asfaltar
y una esperanza maldita de que te podré recuperar.
Pero hoy y libre me arresto a tu cárcel de la que no pretendo escapar,
que aún teniendo llave la cerradura jamás podré llenar.
Y dije: ven…
Pero ya no había puerta.
Bien. Si eso vale yo digo que vale.
Y dije: ven…
Pero ya no había puerta.
¡Me encantó!¡ Un abrazo !