El poema, a partir del cual se engendran, poeta y lector, ese triángulo indestructible, según mi hipótesis, ocurre en la eternidad y también en el tiempo.-
Algo que en su época escribió Dante, puede ser leído hoy por otra Beatriz, y el poema puede ser, al mismo tiempo, el mismo y distinto.- Pero el mismísimo Dante, cuyas cenizas ignoran lo ocurrido, se transforma entonces, en otro Dante, porque su poema, para la nueva Beatriz, ya no dice lo mismo.-
Desde ya acepto posibles objeciones, o si se quiere, antítesis a mi tesis, que mal no viene, nunca, encontrar, si se puede, alguna síntesis que nos supere.-
No me es ajena la idea, que la propia Beatriz “nueva” después de la lectura, se vuelva nueva nuevamente, sostengo que la lectura nos cambia, como todo acto vital, e impráctico, como enamorarse de un arco iris, besar a la mujer del prójimo, o enamorarse de ella, o quizás, de su marido ( el prójimo).
Un comentario sobre “Fiel a la poesía o infiel a mi mismo.”
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¡Muy bueno de verdad, Fabio!