Confieso mi cansancio de tanto advertirme innecesario cuando la tristeza se apodera de ti.
Confieso que siento mi impotencia y la necesidad de silenciarme ante tu dolor.
Porque?… Por no saber emplear la palabra correcta.
Por quedarme impávido, silente, nervioso, incomodo, cuando más necesitas siquiera un abrazo.
Por eso, confieso que me vuelvo inoficioso por estéril, por inútil cada vez que el dolor se apodera de ti…
Hoy doy cuenta de esta rabia.
Ya no se, si es cobardía….
Quiero gritar, gritarles a todos ustedes, que deseo profundamente abrazarte, recostarte en mi pecho.
Acariciar tus cabellos mientras bebo en tus lágrimas el dolor de tu alma y te hablo de la vida.
Pero lo triste, es que ya no se, sí tu dolor es mayor que mi vergüenza.
Un comentario sobre “Ya no se”
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Fuerte pero muy profundo. Lo considero un texto realmente intenso. Buena factura literaria pero, sobre todo, un gran sentimiento surgido desde el interior de tu alma. Es muy bueno.