Malatya, 8 de octubre de 2005: El Acta y la Teoría
Con las cabezas hechas plomos hacemos un breve descanso en Malatya, desde donde divisamos en la lejanía una montaña donde nos dice Salat que existen las ruinas hititas de Nemrut Dagr y que este nombre trae la memoria de aquel Nimrud que fue personaje legendario de la Biblia (el “valiente cazador ante el Eterno”) que es transposición de un héroe mesopotámico que anduvo por aquí. Y es que la Biblia (en su Antiguo Testamento y aunque no lo quieran reconocer los fanáticos fundamentalistas norteamericanos tipo “obúsh”) está plagada de leyendas mesopotámicas que recogieron los antiquísimos hebreos.
En cuanto a Malatya, que está situada muy cerca del Eúfrates, es la vieja Eski del siglo XIII. Está muy poblada (unos 300.000 habitantes tiene hoy) y posee una gran mezquita a donde acuden con gran religiosidad los musulmanes. No lejos de aquí, en Arslan Tepe, !más ruinas hititas!. Dicen que hubo muchos relieves artísticos que fueron transportados desde esta zona hasta los museos de Istambul y del Louvre.
El caso es que, volviendo a la historia kurda, durante los gobienros de Ataturk, Inonu, Gurel y Demirel (todos ellos con la misma política de asimilación de las minorías) se fueron destruyendo las marcas de referencia que existían entre los kurdos y se llegó a prohibir el vocablo Kurdistán y su idioma. De esta manera, los kurdos fueron diseminados por toda Turquía, además de los que estaban en zonas de Iraq, Irán, Siria, Azarbaiyán y Georgia.
Ya en 1930, el gobierno turco había decretado el Acta de Residencia y la Teoría Histórica Turca de Ataturk por la cual se atribuía a la raza turca (en un exceso de chovinismo mesiánico) el origen de todas las civilizaciones. Esto determinó la ocupación definitiva de todo el Kurdistán y la expulsión de quienes no aceptasen tales postulados. Como consecuencia de ello hubo múltiples revueltas e intentos de resistencia. Y así se han contado un total de 27 levantamientos kurdos entre 1920 y 1944 (o sea, un levantamiento por año como mínimo). ¿Qué sucedió con todos ellos?. Que la táctica de guerrilas muy bien aprovechada por los turcos acabó con todos. Las razones de estos continuos fracasos se pueden resumir en tres.
Primero: el sentido regional de estas insurrecciones las convirtieron siempre en levantamientos aislados rápidamente sofocados.
Segundo: los líderes kurdos eran inadecuados y faltos de suficiente conocimiento.
Tercero: las diferencias internas entre los propios kurdos fueron además agitadas por contrarrevolucionarios infiltrados por los turcos entre sus filas (los kurdos se destruyeron a sí mismo).
Después de la rebelión de Dersim todas las escuelas fueron fuentes de adoctrinamiento de la ideología panturquista. El mundo kurdo, subdesarrollado en extremo, ofreció grandes oportunidades a la burguesía turca (en pleno ascenso de poder) para expandir su economía y sus intereses y, por ejemplo, la construcción de carreteras en la región kurdistaní sirvió para que obtuviesen pingues beneficios de la minería y la agricultura regional. Se inició así un largo período de complicidad en el cual la Cuestión Kurda fue prácticamente enterrada ante la asimilación y el conformismo general. Los kurdos sólo volvieron a despertar sus ansias nacionalistas en 1973…
Sentado en un mojón de asbesto (al lado de unas plantas conocidas como barrones), contemplo un enorme número de gallinas acompañadas de patos-botijos. !Cuánta gallinánea!. !Nunca había visto tanta juntas a la vez!. Una mujer musulmana, vestida de negro de pies a la cabeza y con un pañuelo negro, me recuerda a mi tia-abuela María echando maíz a las galliformes. !Aquélla inolvidabel tía María que tenía la vieja costumbre de guardar enormes montones de nueces debajo de la cama, no para esconderlas de nuestro voraz apetito infantil (como creíamos entonces) sino simplemente para que se secasen cuanto antes!.
Y con la sed del recuerdo de las nueces me acerco a una fuente donde dos mujeres están recogiendo agua. Digo !hola! y se alejan como si hubiesen visto a un fantasma. A las mujeres de aquí les está terminantemente prohibido hablar con hombres en la vía pública y más si son forasteros desconocidos. Me regreso al mojón de asbesto a charlar con mi amigo Fausto de mujeres desconocidas.