“¿Para qué vivir? ¿Cuál debe ser la razón de nuestro entusiasmo vital? Hay que buscar alguna nueva meta para justificar una vida apasionada. Pues bien, sólo hay una razón por la que enfervorizarse: la humanidad, es decir: el amor a los semejantes, el intento de enriquecer al ser humano (<
No aporto doctrina; rehúso dar consejos y en una discusión me bato en retirada de inmediato. Pero sé que hoy algunos buscan a tientas y no saben, a la postre de quién fiarse; a ésos vengo en decirles: creed a los que buscan la verdad y desconfiad de quienes la encuentran […] Yo soy un ser de diálogo y, en absoluto, de afirmación.”
André Gide. “El inmoralista”