Para qué vivir

“¿Para qué vivir? ¿Cuál debe ser la razón de nuestro entusiasmo vital? Hay que buscar alguna nueva meta para justificar una vida apasionada. Pues bien, sólo hay una razón por la que enfervorizarse: la humanidad, es decir: el amor a los semejantes, el intento de enriquecer al ser humano (<>); no el amor al hombre tal como lo presentan las concepciones, religiones o ideologías concretas, sino al hombre abierto a un sinfín de rasgos diferentes y de infinitas posibilidades. El mundo será lo que los hombres quieran que sea y siempre será posible humanizar cada vez más la vida y las instituciones de los hombres: la justicia, las relaciones entre las personas y las naciones, el respeto que merece la variedad e idiosincrasia de cada individuo o colectividad, y la libertad moral más absoluta.
No aporto doctrina; rehúso dar consejos y en una discusión me bato en retirada de inmediato. Pero sé que hoy algunos buscan a tientas y no saben, a la postre de quién fiarse; a ésos vengo en decirles: creed a los que buscan la verdad y desconfiad de quienes la encuentran […] Yo soy un ser de diálogo y, en absoluto, de afirmación.”

André Gide. “El inmoralista”

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