Récord de las Infancias.

1956-1976. Recuerdo a Beraluis de la Peña: “!Qué tiempos tan felices aquellos! ¡Cosas que fueron y cosas que pudieron haber sido!” Todo empezó con Didí y una de Pepsi Cola. Después llegó el torbellino. Como dijo Winston Churchill: “Sangre, sudor y lágrimas”. Sangre en los dedos hasta poder encontrar el punto de tacto exacto. Siempre sangre en las venas. Sudor de cuerpos entregados al esfuerzo de las horas tras las horas. Nunca sudor de niños vagos sin actividad. Y lágrimas. Lágrimas de abandono y lágrimas para poder continuar. Todo empezó con Didí y una de Pepsi Cola… y se fue acabando con Bernard Hinalut comenzando y Miguel María Lasa en la antesala con todo el Fagor incluido.

20 años de Récord de las Infancias. 20 años de aquel torbellino en forma de dedos acostumbrados al esfuerzo de dar a la vida un porqué para la existencia. Algo así como no perder el tren de la memoria. En los dedos se quedaban las memorias de los sueños entrelazados con las realidades. Y era una realidad factible aquello de darle a los dedos una vida que se prolongaba hasta el límite, cuando ya la Poesía irrumpía con formas de mujer. ¿Quién ha dicho que no se puede obtener el Premio del Récord de las Infancias en medio de un cambio histórico en el que el paisaje de las chavalas es fondo común para las sensaciones de aquellos tiempos que poetizaba Beraluis de la Peña? Perdone usted, señor cura, si no vamos a misa… pero es que los domingos son los éxtasis de la felicidad…

Cosas que fueron. Fútbol entrampado, Boxeo con trampas y Ciclismo tramposo. Y después la liberación. Balonmano de por libre. Hockey sobre patines frenético en medio de una época de autonomías. Ciclismo como Dios manda. Cosas que pudieron haber sido. Atletismo, Baloncesto, Tenis, Golf y toda una sinfonía inacabable. Todo comenzó con Didí y una de Pepsi Cola. ¿Hasta dónde se podía llegar? Hasta el límite de lo imposible convertido en realidad: un toreo que fuese capaz de cuajar, entre nuestros dedos, su sueño… y es que si no hubiese sido por las chavalas lo hubiese logrado plasmar en las chapas de cualquier bebida gaseosa. Pero hablando de gaseosas saqué mis dados y confeccioné carteles de lujo. Ver para creer. Récord de las Infancias y todo lo demás. 20 años para no dejarlos nunca en el olvido. Ni el Servicio Militar Obligatorio pudo detener aquel entusiasmo liberador.

No dejábamos lugar para el error… porque, como dijo Concepción Arenal, “el error es un arma que acaba siempre por dispararse contra el que lo emplea”. Que se lo digan a B y a M. Digo B y M por citar a los extraviados. Y es que España es un país donde se puede convertir la existencia en todo un Récord de las Infancias. ¿Celebramos o no celebramos el triunfo de Mimoun Ben Alí, el triunfo de Rij Van Stembergen y el triunfo del Real Club Deportivo Español? Yo desde luego que sí. Mi mente se quedó liberada con este récord que nunca acaba. Ya estoy preparando el desembarco que le ofrecí a Andrés. La nueva oleada. El resurgir del tiempo nunca olvidado. La aparición, nunca desaparecida, de mis dedos entusiasmados con el acto de mover las chapas con líneas de profundidad. Quizás un Tenis inmortal o un Baloncesto con agujero incluido o, hablando de agujeros, el Golf sobre un tablón de 10 x 10 en un jardín de chalet. Y quizás hasta un “Cerros Verdes” que reaparece de entre la niebla para recoger los momentos más inolvidables. Quizás.

Aviso para los “marineros”: la checa, la que arbitraba mejor que vuestras envidias, os envía un saludo mañanero. Dicho en Poesía queda algo así como: “De las chapas el mejor / para decirlo completo / es CJ realizador / al ser el más contento. / Y dejando la premisa / de no ir jamás a misa / para ser el vencedor / me entra la risa y la risa. / ¿Existe mejor torero / jugando sobre la mesa? / Escondido en la despensa / se quedó el mundo entero”.

Yo, desde luego, volveré a jugar con mi corazón frente a mi corazón. Una forma ideal y completa de ser uno mismo.

5 comentarios sobre “Récord de las Infancias.”

  1. Gracias, abuelita. Ya he dado varias vueltas a este ruedo del ruidoso mundanal. Las última de ella me ha servido para conocer algo desconocido para muchos: que la existencia es algo más que lo que se vive ya que contiene sueños con los que aprendemos a vivir cada vez mejor.

  2. Es en algún atardecer de nuestras vidas cuando podemos comprobar la cantidad de vida que podemos obtener o la cantidad de muerte en que podemos adentrarnos. ¿Son ellas las que eligen o somos nosotros los que realizamos esa labor? Creo que, en el verdadero amor, la decisión es pareja si se trata de una pareja entre chico y chica. En la escuela llamada Vida siempre nos encontramos en que al atardecer, en esos momentos en que la luz del sol está dejando entrar a la luz de la luna (pero compartidas ambas luces), los sucesos se van sumando a través del diálogo. ¿Cuaja el amor o no cuaja el amor en esos momentos? Si vamos sintiendo que nos estamos quemando de sentimiento es señal de que sí, pero si estamos fríos y no sentimos esa llama arder en nuestro interior es que no. No es tan difícil comprenderlo. Lo que se necesita es sentirlo y poder expresarlo. Los escépticos dicen que el flechazo no existe y es sólo una apariencia. Están totalmente equivocados. Los flechazos no sólo existen sino que son reales y no imaginarios. Y, además, los que lo hemos experimentado somos conscientes de esa gran verdad. El abecé de los sentimientos se reduce a un contexto binario: o sientes que una mirada ha penetrado en tu corazón (que es cuando te enamoras de verdad) o sientes que una mirada solamente te atrae en la superficie de tu piel (que no es un verdadero amor sino solamente un gusto natural nada). En efecto,
    cuando te enamoras de verdad, hablas de vida y no de muerte y hablas de sinfonía y no de ruidos caóticos. Los anhelos. ¿Qué son los anhelos? Cuando de verdad te enamoras los anhelos dejan de ser meras ilusiones y se transforman en reales sentimientos. Estás imaginando pero no por pura “apariencia” sino que estás imaginando hasta dónde puedes llegar en esos momentos. Si de verdad estás enamorado o enamorada te has olvidado de todos los demás momentos de tu vida en que te sentiste atraído/atraída por otra persona del género opuesto. Si entonces sientes que el alma (y hablo del alma y no del corazón) se te llena de vida profunda, es que estás amando a la otra persona, de género opuesto, que está a tu lado. No hablo de las parejas del mismo género pues es un mundo que conozco sólo de manera intelectual pero no de manera práctica; aunque es suficiente con saber lo que has leído y has escuchado sobre ello para rechazarlo de tu mente y concentrarte en lo que Dios ha creado para que sientas. Sientes la atracción del ser humano de género opuesto y el alma te dice que sí, que es la que esperabas o el que esperabas. Eso es la verdadera sinfonía del Amor en toda la extensión de esta palabra que, entonces, deja de ser palabra para convertirse en sentimiento. Sin darnos cuenta nos hemos enamorado. En esos momentos, cuando estás hablando con la otra persona de género opuesto pero no rival, estás concentrado/a en expresarte bien, en decir lo que de profundo hay dentro de ti. Un poeta llamado Beraluis de la Peña, me enseñó en una de sus composiciones poéticas lo de “aquello que pudo haber sido y no fue”. Pero lo más importante es centrarte en los que ahora puede ser. Ese sentimiento o te llega directo al alma (por lo cual no ironizas ni te lo tomas a broma como muchos hacen porque no saben enamorarse de verdad) o es solo un espejismo que muchos confunden con una realidad. Hay que saber lo que es la sed para aprender a beber. Y no me refiero al alcohol para olvidar sino al agua para renacer. ¿Qué tiene que ver esto con el Récord de las Infancias? Algo muy importante: que en un momento concreto de ellas entró el amor dentro de ti. Y es verdad.

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