El primer engaño es una victoria. El segundo engaño es una derrota. El tercer engaño es la desaparición. Resulta que jamás el engaño es la elección adecuada. Muchos hombres y muchas mujeres terminan por desaparecer de la memoria de quienes les amaron porque pusieron todo su esfuerzo en el engaño. Un Proverbio árabe dice que “la primera vez que me engañes la culpa será tuya; la seguna vez, la culpa será mía”.
Dejemos los proverbios aparte. Ante el engaño ningún proverbio contiene la verdad. Ante el engaño la única verdad es el engaño. Muchos y muchas consiguen la victoria en esa primera ocasión en que engañan a la persona que aman. ¿Aman de verdad o sólo creen que aman de verdad? La respuesta está bien clara: una vez que engañan por segunda vez acaban por ser derrotados o derrotadas; porque no es una cuestión de géneros sino de personas. Derrotados o derrotadas, en la tercera ocasión ya no hay posible marcha atrás. En la tercera ocasión acaban por desaparecer de la memoria de quienes dicen estar enamorados o enamoradas.