Es ella. Es la mujer con el cabello a la altura de la tarde, con las pupilas llenas de sonrisas hechas de colores. Se detiene ante el sol lejano, se detiene ante los caminos y los senderos, y las sendas, y allí, quieta ella tomándose un respiro lleno de lentitud y tiempo paciente que no conoce prisa; y se inclina y se inclinó, lo hizo ante los caminos para verlos mejor, para disponer de una mejor panorámica; se inclinó, sí lo hizo, para bien mirar en busca del detalle y su pequeñez.
Y con un gesto muy pequeño baja y bajó la mirada, y quedó el pequeño detalle ante sí expuesto ante ella; pues la mujer lo encontró, allí estaba, pues en uno de los caminos a la espera ante sí; y lo emprendió, el camino de los detalles que son pequeños.
Un comentario sobre “Es ella”
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Buen relato, Volski. En los detalles es donde un escritor puede triunfar o puede fracasar. No me refiero a una exhaustiva descripción que puede llegar a aburrir a un lector o lectora; sino a la capacidad de detallar, con pocos elementos descriptivos, una buena escena, un diálogo lleno de interés o una extraordinaria acción dentro del relato.