Cuando paseo por mis recuerdos más tiernos me encuentro esos momentos que siento amables en el leve caminar por la vereda izquierda de mi corazón. Me sitúo en ella y pronto, aquí y allá, mis divagaciones me limpian el alma y respiro, hondamente, para sentirme orgullosa de ser simiente insertada en la comunal tarea de sostener principios hacedores de sentir roja la vida. Oigo ruidos en la vereda izquierda de mi calle y en ese instante veo a los amigos que me esperan. Date prisa, Carolina, que tenemos todavía mucho que sentir.
2 comentarios sobre “La vereda de mi izquierda”
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La conciencia nació cuando descubrimos nuestra total necesidad de hacer algo por todo, nnca por los demás, pues no son todos. Ahí está la vida; en ese recodo de la izquierda donde resulta algo más intesno todo, pero donde la conciencia se reconoce como el mejor regalo. Gracias por tu texto.
Qué bonito eso de “simiente insertada en la comunal tarea de sostener principios hacedores”. Oigo tu letra impresa en la sangre roja de la vida y me haces sentir una respiración honda por lo mucho que queda por vivir. Gracias, Carolina, por tu tierno recuerdo a las memorias de una vereda amistosa.