Porque cada río se adapta a su cauce y gira sobre la corriente provocando remolinos. El río siempre había sido su sueño: ser como un río. En estos instantes…¡aquí y ahora!…ya era río. En esas pausas, en los detenimientos, en la ceptación de las hojas y los mosquitos…se sabía poseedor de un conocimiento nacido de la Tierra.
el roce con las rocas, las tierras de colores, los bosques ocultadores y la luz…formaban parte del extenso decorado de su coreografía geográfica.
Quiso ser río; ni muy grande, ni muy pequeño…ni arroyuelo ni inmenso poder frenado por las presas: sólo un río.