Está fría la mañana.
Entra por la ventana
un rayo de luz sostenida
y en mis manos hay inicios
de diálogos con el sol.
En el centro de un farol
una polilla aturdida
da vueltas alrededor.
Pienso en el participio
de un yo he amado todo
y sale de mi piel un principio
de pretendido rubor.
En el candor
de un niño que ve gaviotas
surgen las claras notas
de una cítara encantada.
Resiste fiel la mirada
el pasajero gorrión.
Escucho el acordeón
del anciano que en la calle
transforma la sombra en talle
para hacerse trovador
y entonces alzo la mano
para enviar un saludo
a ese poeta agudo
que me brinda su canción.
El vecino que hay enfrente
está reclinando su frente
sobre un amarilla almohada
y al fondo del callejón
una mujer esplendente
luce su cuerpo ardiente
en medio de la emoción.
Van pasando los minutos.
Unos sueños diminutos
encienden mi corazón
que, en medio de tanta fiesta,
late su firme apuesta
con el tiempo y la razón.
Surge del fondo del alma
un ligero diapasón
que me envuelve en la calma
de su sonrisa escondida.
Suavemente encendida
una rosa en el balcón.
Un halcón
despliega sus alas grises
y bailan los azules bises
del número treinta y tres.
El ciempiés
camina hacia las luces.
Y cuando salgo a la vida
encuentro que está dormida
la joven faz del oriente.
Sonriente
pasa ligero el destino
del rítmico y clandestino
floreado camisón
de una chiquilla traviesa
que va y se me atraviesa
con su sencilla pasión.
Un dulce encuentro con alguien
suspende mi sed en el aire
de toda la creación
donde está flotando el ave
que lleva en su pico la clave
de toda mi recreación.
Espero que el sol aclare
sus notas de pentagrama.
Hay una breve proclama
en el hueco del buzón.
Tomo el papel y lo leo
mientras suena el tecleo
del pianista relajado
que vive bajo el tejado
de una antigua compasión.
Y ya, sin más desempeño,
me mezclo con todo el sueño
en la blanda sensación
de ser solamente dueño
del matutino y pequeño
trozo de mi habitación.
. He leído varias veces tu poema y cada vez me ha gustado más, sin darme cuenta me he ido envolviendo en las paredes de esa habitación. Gracias. Precioso
Me gustó muchísimo, Diesel. Porque tiene un gran sabor a sinfonía vitalista llena de claridades cotidianas. Una lúcida y muy bella visión de las emociones.
Admirable ritmo poético en toda la composición. A mí también me ocurre que cuantas más veces lo leo más me gusta. !Que gran capacidad para partiendo de un punto sensorial concreto transportar al lector por un círculo completo que es todo un recorrido fantástico de sensaciones. !!Muy bueno!!. !Mucha lucidez!.